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La ropa de viaje era sencilla, habia que soportar un largo trajin. |
Iba de camino a la tienda, cuando se cruzo con Constanze Millian, peinada como si la hubiera atacado una legion de bestias, el pañuelo contra los ojos, que sin saludarlo lo insto:
- Por favor, vaya pronto señor- y se alejo camino de la misa llorando. Verla en ese estado hizo que no esperara al mozo para que llevara los paquetes, algo sucedia...
Apenas si se reconocieron. En Paris dirian que estaba vestido de manera apenas presentable, mas por la sencillez de la ropa que por la calidad, sin peluca, con el pelo muy corto que parecia rapado, rojo como una cereza tras una pila de cajas que lo hacian parecer un lacayo. Ella con un sencillo traje de viaje, el cabello recogido por ella misma y cubierto por una simple cofia, entre sus baules, esperando poder irse de una vez,;se miraron a traves de la figura de la prima invitante o mejor dicho, echante que veia debia dar alguna explicacion y de golpe no sabia que decir.
- Monsieur Raymond...- tartamudeo la prima apenas.
- Pero ¿que es esto?- pregunto- ¿es que tanto hablan y no hay caridad cristiana para la unica persona que ayudo a mi hija?- le espeto a la mujer sin saber donde dejar las cajas. Francoise no respondio, no se sentia de animos como para darle su merecido a ambos, y se limito a mirarlos con expresion ausente, sin oir explicaciones que no le interesaban.
Dejando las cajas por el suelo considerando el mutismo de las dos, opto por invitar a la joven a dar un paseo, pero esta -que no deseaba darles el gusto a las demas de verla como gallina desplumada y a punto de irse humillada- se nego.
El reloj parecia dar cañonazos para marcar el tiempo, los tres visiblemente incomodos, sin saber que hacer o decir, hasta que la llegada del carruaje de un vecino que se aprestaba a llevar a la muchacha hasta su definitivo medio de transporte parecio poner punto final.
- Al menos te llevas algo de ropa- comento la prima- no esta mal para el escandalo que diste.
- ¡Escandalo! Fue la unica persona que se acerco a ayudar a mi hija, la unica que hizo algo mientras ninguna queria ensuciarse sus precisosas faldas, encajes y sedas.... y si no aparezco al otro dia porque debo cuidar de la niña, o un padre y viudo aun casi de luto no sabe como recompensar a una joven se demora un dia mas sin venir volando a su puerta, dice que es un escandalo!!!. ¡¡Escandalo esta dando Ud., señora que despues de invitar a su parienta, la echa como un trasto porque no obtuvo de mi lo que esperaba!! cuando vaya a la iglesia que tanto le gusta ir, ¡confiese que come santos y caga diablos!!!!
- Les juro que es verdad- dijo el cochero Ambard en la taberna y lo repetia a cambio de un trago, o de una moneda- le echo un sermon en la cara a la vieja, me hizo cargar los efectos de la joven y unas cajas muy bonitas, tomo a ella de un brazo, la subio a mi coche y nos siguio a caballo. Como en la posada no habia lugar pues esta llena con esto de la Bestia y otros viajeros, me dio la indicacion de ir a su finca.
Ahi, siempre hacia una pausa para esperar el efecto de sus palabras, los comentarios de su auditorio.
- La chica, bueno, no es tan chica, tiene casi 20 años ya, protesto. Que no podia ir a su casa, pero de poco valio, porque la vieja no la queria y salvo una pariente lejana en Ome en la Baja Normandia -y desde el Languedoc aquello implicaba cruzarse el pais completo desde el Mediterraneo al Atlantico del Norte, calculaban los oyentes por mas bebidos que estuviesen- no tiene mas parientes. Asi fue, la subio al coche asegurandole que estaria junto con la nodriza ,la niñera, su hija y otras veinte mujeres mas de su casa como para estar segura mientras fuera su huesped.
Todos coincidian que si, no era algo habitual o bien visto que una joven sola, sin carabina o acompañante de su confianza se instalara en la casa de un hombre solo, por mas gente de servicio que este tuviera. La solucion la hallaron durante el camino: se encontraron con las dos unicas mujeres que no estaban interesadas en el como marido, madre e hija.
- Las pasteleras. Si, pobres y honradas a quien tambien invito y se mostraron mas que contentas, de modo que ahora tiene sus huespedes....- concluia Ambard junto con la copa invitada.
Francoise se sorprendio de la sencillez y belleza de la casa. No era un castillo ni un palacio, solo una casa solariega amplia y magnifica a la vez con sencillos jardines donde mas que la mano del hombre la naturaleza crecia sabia y libre. Por dentro era un casa sin grandes lujos pero comoda, que invitaba al descanso, a quedarse, daba la sensacion de sosiego y efectivamente un pequeño ejercito vivia alli: niñera inutil, la nodriza que parecia de la familia, las domesticas y la cercania con los trabajadores que pasaban por el frente de la casa principal siendo bienvenidos y saludando; no parecian los campesinos pobres, cansados, explotados que habia visto, eran gente sencilla, si, pero parecian mas contentos que el resto. Se lleno los ojos con el verde de los viñedos que se extendian como un mar, y el ritmo de vida tranquilo, pausado, calmo que se respiraba. No olvidaba los rumores, no queria estar alli con dos desconocidas a las que ni conocia aunque parecieran amigables solo de puro viejas, y sin embargo, alli estaba gracias a su prima.
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¿Tomar el te en el jardin? viene de lejos y hace tiempo. |
Tenia que reconocer que lejos de las presiones de la sociedad, el candidato a vizconde o marido sin importar el orden, era una persona tan sencilla como todos. Vivia pendiente de la niña mas que nada, tenia un lenguaje subido de tono pero no explotaba por cualquier cosa como habia sucedido en el baile con ella y mejor aun, con su prima. Tambien era obvio que no sabia que hacer con sus huespedes: carecia de habilidades sociales o no las habia usado en mucho tiempo, aunque todas estuvieron comodamente instaladas, y a decir verdad mejor que nunca. Otra sorpresa para Francoise, fue ofrecerle a la joven darse un baño ni bien llegar, y al dia siguiente otro. ¿Es que acaso se bañaban alli todos los dias? No todos los dias, pero casi.... una vez a la semana, seguro; el dueño de casa y los trabajadores durante el verano o cuando hacia buen tiempo se bañaban en el rio. Vaya, de ahi los rumores, comprendio mientras disfrutaba de un baño caliente, y las viejas que seguramente se bañarian cuando estuvieran listas para el ataud se sorprendian. La verdaderamente contenta era Elizabeth, que reconocio a Francoise y queria estar con ella y no se separaba sino a regañadientes, aunque a estas alturas todos ya eran la comidilla de la region, que no veia con buenos ojos que tres desconocidas estuvieran de pronto juntas, disfrutaran del desayuno, salieran a pasear entre las vides, si el tiempo se mantenia bueno tomaran el te en el jardin, disfrutaran de una lectura, algunas tareas de bordado las viejas, una buena cena, otro libro y un reparador sueño. Para comprobarlo, con irritacion, recibio la invitacion a otra cena y despues de muchas dudas, decidio ir solo, y durante el rato que permanecio sentado a la mesa intentando tragar un bocado, si bien nadie critico su conducta -ninguna critica al que se quiere pescar como marido- le dieron material como para llenar diez cabezas con algunas tontas habladurias de la muchacha, a la que llamaron
"una joven que ni siquiera tiene la virtud de tener virtud" por algun pecadillo con su novio y mas bronca le dio cuando se entero quien era el novio: el joven habia estado bajo su mando y sabia de su muerte mas de lo que deseaba saber, se canso al punto de no tragar el segundo bocado. Pregunto aun con el pato atragantado quien en aquella sala tenia la santa virtud en orden provocando un silencio de muerte. Regreso de tan mal talante como era de esperar, y se encontro que mas felices estaban Francoise con su hija, las pasteleras y la niñera jugando una mezcla de cartas y juego infantil.
Cierto que la niña queria a la muchacha y esta parecia corresponder al cariño de Elizabeth, de verlas costaba creer que no fueran madre e hija:; aunque por momentos la hallaba irritante. Con su esposa la cosa habia sido facil, se habian enamorado y todo resuelto. La pregunta era que haria con una muchacha de lengua larga, de buena familia pero sin dote que era un problema para los que esperaban recuperar derechos en la zona y que por el no sentia nada. Quizas estaba buscando algo mas que una madre para su hija...
Al menos solo el sabia algo que los demas ignoraban: su cuñada estaba encinta y en camino de dar a luz al proximo vizconde, de modo que podia casarse con quien quisiera, pero no estaba seguro de querer hacerlo con Francoise ni tampoco podia dejarla en el camino; mientras buscaba algo en la Borgoña natal de ella, algun pariente o allegado que la recibiera; no habia manchado su nombre, habia gente de sobra en su propiedad para dar fe de ello pero tenia que buscar un camino intermedio para todos.
La joven leia mientras le echaba un ojo, pensandolo bien, no era un mal partido: sin titulo ni tierras mas que las cultivables en lo economico no pintaba bien actualmente, todo dependia del padre; en lo personal quedaba mejor sin pelucon, sin afeites y con su sencillo aire de entrecasa, aunque a veces cojeara levemente 'herida de guerra' explicaba laconicamente, y lo que mas atraia en su persona eran sus ojos de un color del buen borgoña, liquidos aunque a veces -y eran bastantes- se veian sombrios y sin expresion alguna. Varias veces tambien se habian sorprendido mirandose y la ultima vez parecio que se habian mirado hasta el alma; sin embargo no se esperaba que esa noche mientras aun se preparaba para acostarse -un tanto tarde pues se habia quedado leyendo un buen rato- tocaria a su puerta cuando las dos viejas dormian tanto que ni un cañonazo podria despertarlas. Si abrio, fue porque no se imagino encontrarlo en camisa de dormir y con una vela en la mano, como un fanstasma, con una expresion desosegada y no muy seguro de lo que de decia, prueba irrfutable que no estaba acostumbrado a esas lides.
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Ropa interior de una dama en esa epoca. |
- ¿Que? ¿no es que traia toda una serie de garantias para mi persona y ahora aparece en el cuarto que me dio sin saber que pedir? ¿Tan poca fe se tiene señor, que necesita hacer una prueba antes a ver si es capaz o si le .... gusta la otra persona?- le espeto y le cerro la puerta en la cara. No tenian que decirle que al otro dia mas vale tuviera sus baules listos.
A la mañana se vistio apresuradamente, molesta, con el viejo corse mal ajustado y la ropa peor acomodada encima pues no queria despertar a nadie para que la ayudara a vestirse, quizas mostrando mas encantos de los que le convenia para defender su honor, pero la escena de verlo en camisa con una vela en la mano en su puerta la enfurecia. Lo busco por todos lados y lo encontro de improviso en los campos, mirando el mar verde de hojas, de espaldas al camino que traia y valla... los rumores eran ciertos. Estaba como vino al mundo, intento volver por donde venia sin hacer ruido, y una rama al quebrarse en su vuelta fue la delatora y sin otro remedio tuvo que enfrentar la situacion:
- Creo que lo mejor sera que regrese a mi casa, o lo que resta de ella. Ha hecho todo lo posible por ayudarme, pero .... - la mirada vacia, esa mirada oscura de el la dejo sin palabras, ademas de no estar acostumbrada a hablarle a un hombre a menos pasos que para matar a un lobo, al amanecer y sin vestir.
- No tiene que gritar desde la otra punta de la propiedad, puede acercarse. No creo que sea una novedad lo que ve. No se viste precisamente como monja ¿y que ve? Un hombre solo sobre esta tierra, aunque muchos harian un lindo affaire con esto. O con que fuera a verla. ¿que queria, se pregunta?- Francoise se acerco, pisandose las faldas mal ajustadas, el se sento sobre un pequeño muro y ella, para no parecer una fisgona, algo inquieta se sento a su lado. - Quiero alguien que acepte y quiera a mi hija, pero tambien alguien que no me mire con que posibilidades tengo, que sienta algo por mi, algo de afinidad al menos....
- Pide mucho- dijo ella, y el asintio. El hilo que sujetaba el corse viejo se corto y la parte superior del vestido se vino abajo, dejandola en camisa. La carcajada de el celebro la ironia, habia ido a defender su honor,y entre vestidos prestados que le ajustaban mal, cintas viejas, parecia planeado que la ropa se callera y la parte superior quedaba casi como el, que no fue indiferente a la vista nueva que tenia.Si el escote que antes era generoso, la vieja camisa mas escotada aun apenas si ocultaba los pezones, hacia que el gusano inerme que colgaba entre las piernas empezara a encabritarse, aunque tambien notara que ella se habia conmovido por simples palabras de un pedido de afecto- Pide alguien de buen linaje, familia, dineros,que lo devuelva al favor de su padre, ame a su hija, y ademas a Ud. No se si hay persona asi sobre esta tierra, señor- trato de parecer calmada mientras sostenia los restos del peto con las manos en su sitio y se puso de pie- Yo no soy de suficiente buen linaje, ni poseo fortuna, ni titulos, ni puedo devolverle algo del aprecio de su padre que me miraria de soslayo de seguro. De todas formas, debo agradecerle unos buenos dias pasados en su casa, y... -fue cortes y sincera en sus palabras sin enteder porque se reia de ella que con los brazos cruzados sosteniendo trapos retrocedio unos pasos sin mirar donde pisaba, ni habia mirado antes. Lo que menos se le ocurrio a Francoise era que el hombre estaba mirando sus vides al borde de una alberca bastante profunda donde almacenaban agua para el regadio llegado el caso, donde habia ido a bañarse; ella de brazos cruzados sobre el pecho y retrocediendo dignamente tratando de no mirar demasiado, de sostenerse el vestido, de no reirse ella tambien de la absurda situacion, callo al agua con estrepito.
- Al diablo el lijaje, no voy a pasar de fabricante de vinos en esta vida.- mascullo mientras ayudadaba a la mujer a salir del agua, seguia teniendo una mirada carente de expresion, pero de la cintura para abajo el agua fria habia hecho efecto, en la cabeza no era lo mismo: le estampo un sello de beso en la boca y ella no se resistio. No era un buen terreno para el romance, porque el nuevo estrepito de caer los dos al agua hubiera despertado a un ejercito. - Por un demonio, ¿siempre se baña vestida?- pregunto ayudandola a salir de nuevo.
- No tanto- la voz le castañeteaba de frio, mientras salian del agua naturalmente fria de otoño y temblaba como hoja una vez fuera. De saberse esta... y para colmo de males se torcio un pie.
- Pide mucho- dijo el, levantandola en brazos, helandose con el vestido mojado- que no demuestre nada mientras se desviste parcialmente, que la saque dos veces del agua, la lleve a la casa, que no diga que pesa mucho, que no nos vea nadie... y...
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Detalle de corse y camisa, la lingerie . |
No sabia que cuarto era, estaba helada, y no se resisitio a la ayuda a sacarse la ropa empapada, le castañeteaban los dientes mientras iba perdiendo capas de trapos: faldas, enaguas y mas enaguas, los restos del corse, y por ultimo una camisa vieja y cortona. No le importo en que paño la ayudo a envolverse ni saber porque no parecia afectado en lo mas minimo por el frio, ni se resistio a acurrucarse contra el, ni al siguiente beso. Casi le habia roto la nariz de un portazo la noche anterior, y ahora estaba sostenida en sus brazos, levantada para que sus pechos quedaran a la altura justa de su boca, mirando fascinada el cambio de forma de su carne que se adaptaba a la boca y los movimientos de el, un cierto dolor a veces, el tironeo al succionar. No sentia calor ni mayor deseo, pero tampoco le nego el otro pecho que le resulto mas doloroso, por momentos insoportable tanto que lo llamo por su nombre. Las cosas no iban como pensaba, quizas fuera el frio pues la piel parecia hecha de escamas por lo erizada que estaba, se limito a depositar a la chica en el suelo envolverla en la manta, abrigarla, darle un beso y se quedo mirandola sin sar que hacer. Por lo visto, pese a 'no tener la virtud de tener virtud' como le habian dicho, no parecia muy entrenada en la materia, o peor aun, desinteresada, perdida, desconcertada.