sábado, 6 de agosto de 2011

Errante inerme.

Caminaba errante con sus sandalias gastadas, sus ropas con dias de haber conocido pastos mas verdes, mas aromas de pino y mas hermosas flores de durazno, con su coleta amordazada en un rodete en alto, reconcentrado el gesto sin llegar a ser adusto, aun amable pero perdido en el laberinto de sus cavilaciones.
Hace mucho que no piensa un poema, quizas lo que piensan quienes lo ven, aunque si lo conmueve la belleza majestuosa de las montañas, las flores perfectas pero mas aun lo cale hasta los huesos la helada nevizca que anticipa el invierno.

En su epoca fue respetado sensei, maestro, apreciaban sus conocimientos, su arte, y si bien pocos eran leales sus seguidores; debia reconocer que sus conocimientos mas bien tendian a provocar envidia en alguien que ha nacido en la casta samurai pero no en las principales familias sino en una mas bien situada al borde. Con todo, tenia sus discipulos, sus tierras no muy extensas ni productivas pero de generaciones ancestrales, otro mundo cuando era reconocido, admirado, obedecido y por suerte jamas temido.

Ahora el mundo esta al reves. Ya no porta armas: su bella katana,quizas la mas hermosa jamas forjada con el mejor mineral, en el mejor horno, del mejor acero, por el mejor forjador y el mejor lustrador; la mas bellamente decorada que mostrara la belleza interior, ni su espada corta, ni ninguno de los distintivos de su rango. Despojado de su poder, de su rango, de sus tierras donde moran los ancestros de sus ancestros, sin nadie de valia a quien obedecer ni nadie que le obedezca. Con miles de extranjeros que llegan en hordas, y cada uno de ellos no importa su edad ni su saber ni su rango, es requerido de inmediato para cualquier quehacer como si de sus bocas saliera la verdad revelada. Ni siquiera puede cometer sepuku -aunque en la noche repase una y otra vez los gestos que probarian su valentia final y su determinacion de no vivir una vida que no es la suya- porque ahora al influjo de los nuevos extranjeros, la prueba de maximo valor y honorabilidad,  parece una salida facil y una cobardia.

Errante, camina aun erguido, seguro aunque no altivo, aunque vaya desarmado, sin permiso para vivir conforme sus creencias, sin permiso para morir conforme estas, sin ganas de vivir segun las nuevas. Ahora, inerme y errante, 'el errante inerme' se llama, su lucha invisible a los ojos del mundo consiste en esquivar todos los golpes, las trabas en su camino, sin mas armas que la inteligencia de su mente,  agilidad que aun le queda, sus manos y un cayado, las unicas armas que puede portar para usar su arte de lucha no en atacar sino en defenderse, en esquivar los golpes de la vida en la mas dura de las batallas que nadie admira ni admirara, y ver como salir vivo para contarla....

N. de la R. Con la imposicion de la apertura al comercio por parte de los de siempre -USA- al Japon en el siglo XIX, se inicio un periodo de modernizacion que barrio con todo lo conocido. Los que resistieron por la fuerza murieron, otros se avinieron o vendieron sus almas al nuevo orden, un puñado quedo a la deriva.

15 comentarios:

Sandra dijo...

El arma con la que contaba era la más efectiva y segura: su inteligencia.

Saludo

Susana Peiró dijo...

Alyx Querida! Permitime por favor, demorar la lectura de tu artículo. Necesito decirte ahora, que me has hecho reír mucho con tu comentario (sos una divinaaaa)Muchas Gracias por tu buenísima onda y cariñosas palabras! (El libro aún está en versión digital y faltan un par de meses para la edición en papel)
Vuelvoooo, pero ahora te dejo enorme Abrazo y nariceada a la guapísima Miss Lizzie!!

María dijo...

Alejandra:

Un mundo donde el arma es la belleza, la paz, la sabiduría, el respeto, las manos unidas, y tus bellísimas letras, un placer leer tus relatos.

Un beso.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

La irrupcion del mundo en el cerrado mundo del Japon, fue un quiebre para toda la sociedad que puso a prueba sus valores y convicciones mas intimas.
El Hagakure o codigo del samurai nunca se vio mas a prueba, pero curiosmente este codigo no menciona en forma explicita la inteligencia, Sandra.
Se daba por hecho que venia en el frasco supongo.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Su me alegro que aun falte un tiempito como para ir ahorrando una millonada para este libro al que quiero si o si conmigo. Curiosamente en la apresurada mudanza, una vez acomodadas mis pertenencias, lo primero que fui al rescate fue de mis libros, aquellos editados por amigos, los mas queridos y mis libros de nautica, of course.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Maria, me alegro que la belleza, la paz, la tolerancia sean parte de nuestro mundo. Por eso nos leemos!!!

juan andrés estrelles dijo...

Aplastados por la inercia del “progreso” que arrasa sin piedad con todo lo que le resulta molesto o extraño. Un ejemplo más de como los cambios impuestos a la fuerza. Acabaron unas sociedades y unas culturas por el mero hecho de no ser como el invasor quería que fueran. Por suerte con el tiempo y a un precio altísimo los japoneses recuperaron gran parte de su filosofía de vida.

Tatiana Aguilera dijo...

El más poderoso siempre colocará su píe sobre el que tenga menos poder. En todo caso, Japón ha sabido mantenerse como una gran potencia mundial, supo cicatrizar sus heridas de guerra y salir airoso de las grandes pruebas económicas. Admiro su filosofía de vida, admiro esa forma de enfrentar los problemas y fortalecerse en las épocas críticas.
Un beso Alejandra, estoy segura que más de algún "errante", estuvo al mando de las operaciones de rescate de las Centrales Nucleares.

Susana Peiró dijo...

El mundo, a veces, se convierte en un lugar extraño, para un viejo sensei y también para nosotros. Tu “Errante inerme” conmueve hasta la médula, sacude, no hay ni siquiera el consuelo de una muerte digna. Hay un luchador, otro, que deberá pelear la más ´dura de las batallas en las tinieblas, despojado, titubeante.

Susana Peiró dijo...

Y Muchas Gracias Alyx, de corazón por tus palabras, sé de tu inmenso cariño por los libros, y ellos dicen de Vos! Un abrazo!

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Ay Su!!! Si supieras como surgio este relato! Salio corto por casualidad te dire, pero hasta hoy el mundo esta lleno de errantes que no se les da ni cinco de bola. El de Japon fue un caso extremo, o uno mas de eos casos donde el mundo da un coletazo pone todo patas para arriba y ni al mismisimo emperador se le movio un pelo por los suyos que quedaban a la deriva. En verdad este emperador demostro ser un gran cobarde pues despues de haber arrastrado a su patria al fango nuclear y de ver la muerte en masa de civiles, hasta mas de un campesino hubiera cometido un dignisimo sepuku. Pero hete aqui que el viejo aliado tampoco se le movio un pelo por esto.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

XIXE, gracias por la visita, asi que nos cruzamos en lo Isabel? Buen punto en comun, dire. Por alli anda mi (¿ex?) gata disfrazada de diosa.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Taty, efectivamente pagaron un precio muy alto, demasiado alto, solo para caer en la cuenta que debian recurrir a quienes eran en realidad. A cuantos habran rescatado del olvido cuando el tsunami? jamas lo sabremos me temo.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Juan Andres, como suele suceder al volcarse al progreso que les traian a la fuerza, muchas personas quedaron desplazadas de sus puestos, funciones, tradiciones, porque habia que ser moderno.
El precio a pagar fue altisimo, para tener que recurrir a abrevar en sus propias fuentes.

Steki dijo...

Ufa. Te había comentado y se me colgó internet. Va again:

Me encantó tu escrito, Alyx. Me dio un poco de penita. El pueblo japonés siempre ha sido inteligentemente sufrido, si vale la expresión. Son sabios.

Un besote.