- Hermosa la luna, no habia notado como se mueve, pero ahora veo que esta en el borde de la ventanilla- dijo el musico. Si, amenazaba escaparse del marco no ciertamente de museo de la ventanilla para seguir su solitario paseo por los prados del cielo, un galeón en un mar de tenues nubes, habia que mirar hacia arriba para ver su faz palida, habia perdido los tonos calidos de cuando recien se levanta de su lecho de sembradios y se habia maquillado nuevamente en tonos plata. Reina absoluta en el cielo, rodeada de su corte de estrellas. -¿Se ve linda en un barco?- pregunto el nene. Le dije que si, pero la verdad, nunca la vi desde el mar o desde el rio, ni siquiera a bordo de una canoa.
Debimos ser los candidatos a naufragos o ahogados mas mal hablados de la historia, porque con cada ola que nos pasaba por encima, lo que nos salia decir era alguna palabrota, con la fuerza que tienen. Aunque no me hubiera venido mal una frase mas espiritual o la guia de la Luna, una estrella, con el cielo oscuro como la noche ver aunque fuera a traves de las nubes sentir su reflejo, solo tenia el 'vas bien' del suboficial pescador y olas, espumas por todas partes y cuando ya pensaba que me habia pasado de largo, que iba rumbo a las Bermudas en medio de una tormenta, junto con el ruido de algunos metales que se rompian de la cubierta superior donde se tomaba sol y se pescaba, aparecio tenue como esperanza de pobre, la linea de la costa. Justo la parte que no necesitaba, alli las olas rompian contra el acantilado; habia una playa que nos gustaba por su bajada agreste y por una roca inmensa, un pedazo del farallon que quedo en pie, a casi 20 metros de lo que habia formado parte y se estaba rajando en dos partes. De A a B, en diagonal, ya faltaba poco, habia que corregir un poco el angulo porque las olas y el viento me dieron una nocion de abatimiento y deriva desviandome de curso, movinos la rueda de hierro que pesaba como un mundo; para no haberse inventado la cirugia refractiva todavia, no estuvo tan mal el calculo a ojo y sin entender de grados,latitud y longitud vimos con alivio al faro mas antiguo en servico del pais: una luz que daba gusto ver como promesa de salvacion, el destello que tanta oscuridad lo reducia al brillo de la luz de una cerilla. Tocaba esquivar el banco de arena si bien no teniamos problemas de calado, dar una vuelta como quien dobla la esquina para embocar el rio. Luego me entere que la gente del poblado se sorprendio que entre el estruendo de las olas que rompian con furia, los rayos y la lluvia, apareciera como si nada la blanca silueta -su color de entonces- del catamaran a los saltos, tumbos y saliendo de un abrazo de agua cada tanto, mas adentro de las olas que afuera. Mas de uno se pregunto que haciamos en medio de ese pandemonium, como nos habiamos metido en ese berenjenal y lo mejor, se pegaron a las ventanas para ver como ibamos a salir del brete y no era cosa de dejarlos con el gusto de un buen espectaculo.
Con la pleamar mas la tormenta el rio estaba alto, no podia desembocar, en la boca luchaban dos fuerzas de la naturaleza en sentido contrario, y justo en el medio nos ibamos a meter. Segun mi tio las olas de cola son odiadas: yo las amaria. El rio en su tozudez por desembocar nos dio una clase de deriva, abatimiento y "aqui no entras", empujandonos de nuevo al mar, la correntada nos empujaba hacia afuera y la siguiente ola nos daba un trastazo y nos empujaba un poco que luego el rio repelia.
- Anda hacia la costa, olvidate del canal con lo alto que esta- fue el consejo del experto, que razon tenia, no habia que preocuparse por embocar el estrecho canal navegable o los bancos de arena, habia agua de sobra.
Le pedi mas al motor, pero en diagonal la correntada empujaba mejor hacia mar afuera y nos golpeo una ola de costado como esas no recomiendo a nadie. ¿Cual es la posicion mas favorable? ¿Que hubiera pensado mi tio? Lo mas favorable es que el rio no nos empuje mar afuera tan facilmente y que una ola no nos golpee de costado, una como esa que viene ahi y que nos dio un golpe como puñetazo. Gire, giramos la rueda con una audacia temeraria y el barcucho ya fuera que respondiera al mando o acomodado por dos olas que lo abofetearon, se puso en linea recta frente al rio. La opcion mas favorable no siempre es la mas comoda, un buen momento para descubrir esto, lo que mas te conviene lo maldices hasta en sanscrito y aun asi es eso o pasarlas peor. No se cuanto tiempo estuvimos en el tira y afloje de dos fuerzas que nos querian echar cada una a la otra, fue un momento eterno, interminable, vapuleados y rechazados por los elementos. Exigi mas al pobre motor, y con el golpe de todas las olas de cola que nos dieron una azotaina feroz, entramos al rio en liena recta que nos recibia con su peor cara, alto, soberbio y con una resitencia digna de mejor causa o con quien meterse. Cada ola de cola levantaba la proa ñata y vencia algo de la resistencia del rio, nos montaba sobre su testarudez de echarnos aunque tambien lo sentia la estructura, podia mandarnos al demonio; el rio empujaba hacia afuera y otra ola nos hacia cabecear y nos metia unos metros en el cauce, cada metro ganado era una batalla; solo escuchaba el estrepito de las olas que pegaban en la cola, el ruido de metales que entrechocaban y veia la proa saltar, ganarle un poco a la corriente traidora. .Lo unico a favor era que no tenia que preocuparme por el canal o el calado, estabamos acalambrados hasta los dientes cuando caimos en la cuenta que mal o bien habiamos logrado entrar, el motor casi exanime apenas si nos movia contracorriente; entre las islas crei que volveriamos al mar de nuevo. Fue otra eternidad hasta que llegamos al muelle donde al parecer nadie nos esperaba, y por primera vez me dispuse a atracar recordando que si la proa se pasa de donde has calculado ir... no digo que fue un atraque perfecto, pero no estuvo mal considerando las circunstancias. Nadie esperandonos: O nos hacian cantando con las sirenas o con rumbo al Caribe, asi que el practico improvisado tuvo que ir a encargarse del amarre. Mi viejo esaba ahi, firme a mi lado, empapados y los dos con los nudillos blancos.
Una vez que amarraron el catamaran acorde a las circunstancias, hubo que esperar que llamaran por telefono al camion para el producto de la pezca, lavarse los mareados y deshacerse de las pruebas, despertar al ebrio, pero el baño seguia clausurado.
Para cuando se termino con toda la descarga, se bajaron todos, estaba no solo empapada, sino helada; el precio fue una nada: un resfrio de esos quebrantahuesos que me mantuvo confinada en mis aposentos -una parte de la casa antigua con antesala, dormitorio, calefactor electrico propio y baño privado propio donde juraban de noche se escuchaban fantasmas dado que la edificacion era parte original de la vieja carcel cuyas ruinas podian verse por la ventana. Aun asi los fantasmas conmigo faltaron a la cita y estuve casi 10 dias durmiendome con el unico canal de TV en una epoca sin TVcable, leyendo, estornudando y con la nariz que chorreaba tanto como habia llovido.
Volvi a salir a navegar mientras fue temporada y posible dos o tres veces mas, luego aprobaria los examenes en la universidad y me mudaria a Neuquen a estudiar, dejando el timon por largo tiempo. Curiosamente, no me recibi en la carrera que me inscribi, ni la que cursaria luego ya definitivamente en Buenos Aires. Me recibiria si, muy joven, y creo sigo ostentando el record de ser quien se recibio con menos años -21 estrenando mayoria de edad de la epoca- y con el mayor promedio de mi grupo en otra carrera. Luego rendi unos pocos examenes mas y obtuve otro titulo, que llegado el caso me habilitaria a tomar el timon nuevamente; en caso de emergencia la ley me autorizaba a asumir nada mas ni nada menos que como Capitan de buque mercante.
Mire la luna que dueña y señora de su derrotero, siempre el mismo, se ubicaba casi sobre el techo del tren, las hojas de un arbol me hicieron cosquillas y me dejaron alguna semilla en el pelo.Si, claro que es hermosa, se ve bella, ha cautivado generaciones, le han cantado los locos y los poetas, le han aullado los lobos, la he admirado, han gastado fortunas en ir a verla en persona.
Los durmientes gimieron bajo el peso del tren y este culebreo, un simil de un verdadero cabeceo, mire las señales. Todas en amarillo. Precaucion. No va ningun tren adelante aunque nos acerquemos a los suburbios que nos daran la bienvenida a la ciudad, las vias en mal estado remedan para muchos, que viajan en un barco. El niño se reie con cada salto y cada oscilacion, el silbato agudo de la maquina en medio de la noche horadando el silencio de los campos como gota de agua sobre la piedra, la tenue luz interior fruto del desinteres, que dejan entrever el ojo de buey del ultimo vagon por donde atrapadas en su circulo se ve brillar, aun en su deterioro, la doble hilera de los railes. Bisnieta de constructores de vias, me pregunte por enesima vez que pensarian los que dejaron su vida aqui construyendo, de ver como esos hilos de plata que la luna arranca brillo que parecen alambres retorcidos y hace para muchos viajar en un tren les simula viajar por el mar.
Quizas les doliera tanto como a mi, como duele todo, como fugarse furtivamente en el primer tren que se me puso a mano en el loco y tonto afan de olvidar la tormenta que estallaba sobre mi cabeza, Si, en el tiempo transcurrido capearia tormentas de distinta clase, pero ahora tenia olas por todas partes, y estaba sola al timon de mi vida y de poco me sirve el diploma que legalmente en casos de fuerza mayor me da rango y autoridad de Capitan de buque, aunque le hubiera escrito al dorso del diploma habilitante 'Con experiencia en tormentas', cuando hay tormentas en el alma que ni el mismisimo Lord Nelson como lo dejado mas que demostrado en la practica, lograria capear.
De la primera, al menos los pobladores de La Boca del Rio Negro, algunos años despues, seguian recordando " el dia que una tormenta no dejaba entrar el catamaran al rio..."
Ilustraciones: Costa patagonica, Google Maps, quizas se trate de Playa Bonita, asi llamada en la epoca, donde el acantilado se desgrana con el oleaje como se ve en la foto.
Acantilados de la costa patagonica.
Detalle de un eclipse lunar.