Dignos aun en la desvastacion. Sin nada que comer, ni que beber, solos en medio de las cenizas del volcan que como boca del infierno abierta sigue en erupcion lanzando cenizas, minerales, la muerte micronizada.
La gente cree que los perros son mas manejables, mas sociables, mas practicos en general, los mas factibles y faciles de rescatar, que un gato que puede morder, arañar, dejarlos a rayitas; como si los humanos cuando se estresan o se aterran no hicieran cosas semejantes o peores, o directamente sin necesidad de eso.
En general, cuando se aterran, lo que mejor les sale a los humanos es salir corriendo, algo que no esta mal, es un atavismo contra el cual es dificil ir, un sentido de supervivencia que les ha permitido llegar hasta aqui; son pocos los que giran la cabeza atras a ver que dejan y menos aun los que regresan por algo, o por un ser querido. Porque somos seres.
Pienso cuantos de nosotros, al ver que nuestro amo se va; nos dejamos ir tras el: dejamos de comer, de beber, buscamos un lugar que nos lo recuerde, que tenga su olor, algo de su presencia y nos damos mucha prisa en partir para hacer el viaje juntos, no sea cosa que se haya adelantado demasiado sin nosotros. Los que se han quedado, pero han guardado memoria fiel del que falta; mi abuela -porque no?- Rose, contaba que su madre a su vez le habia contado, de un pequeño perro que durante el dia, jugaba con los niños, recibia alimentos pero todas las noches sin falta, se dirigia a toda prisa al cementerio para dormir a la tumba de su pequeño amo, alla en tierras lejanas, perdidas en la bruma.
¿Y pienso en los animales, mis hermanos ahora? Pues si, tal vez esto haga pensar en los otros hermanos, en los de dos patas, que en tantas partes del mundo, aun esperan ayuda, una ayuda que se hace agotadoramente larga, desesperante, eterna. Que durante esta espera pueden sentirse tan olvidados como las mascotas en la ceniza, sin alimento ni bebida, debilitandose, contando una vida en un segundo, y una eternidad en un minuto. Aquellos que han perdido todo, y de esto, puedo asegurar que mi mama sabe y por experiencia propia, una vez superado el trauna, el stress post-traumatico, la angustia, el miedo y la desesperacion, -y para esto hasta la gente que ha ido a estudiar a esos lugares llamados universidad, los 'psi' me dan la razon- nada ayuda mas que tener una mascota, la tuya, la que tuviste siempre. Aunque parezca una molestia, por donde ubicarla, alimentarla, cuidarla, gente que acoge a sus hermanos humanos pero miran torcido a uno en cuatro patas y peludo, a pesar de todo eso, tu mascota, ayuda.
Por empezar te da la sensacion que no perdiste todo, va a darte su amor desinteresadamente en esos momentos en que se siente que nadie entre las personas te entiende ni te comprende, y segun dicen estos universitarios, reduce el stress, pero para mi no es mas que el efecto de sentirse querido y aceptado por alguien, aun sin un techo sobre tu cabeza, solo con la ropa que tienes puesta aunque no sea la mas lucida o te la hayamos llenado de pelos.
Para muchos de estos hermanitos de cuatro patas, la espera ya termino: el miedo tambien nos es conocido. Que hubieramos dicho? No nos dejen en este infierno, soy tu familia, donde vayas yo ire, aunque el cielo y la ceniza sea tu techo vamos juntos, yo...
Para todos ellos, Gran Diosa Gata,
observa lo bueno que han hecho, los lenguetazos, las caricias el amor dado, las obras fructiferas, lo que embellece la vida y no tomes en cuenta sus errores. Toma en cuenta solo lo que han amado.Yo solo se, que de llegado el caso, moriria contigo. Dedicado a Pamela que me escribe desde Chile, donde este año la gente, se resiste a partir y dejar sus animales, incluso su ganado sin agua ni alimentos, aquellos que si o si, dan la vida por ti para que te alimentes. Miss Lizzie no come nada que tenga madre.