Desde el leve rumor de las olas pequeñas, aprendizas de montañas de agua gigantes, su canto constante en la playa o rompiendo en las rocas, la canción de las olas, acompaña.
El canto de algún ave al vuelo, el viento y las neviscas, algo que puede o no estar. La tierra que como una madre envuelve. Las aguas de algún fondo que se vuelven refugio, morada, abrigo.,mitigando tempestades y el vaiven de superficie. Y siempre, en la calma o la tormenta, el arrullo de la canción de las olas.
Para ellas no son "chicos", sinó hombres, algunos certificados de golpe, en medio de intereses que ni ellos ni los de más alto rango conocian o valoraron acertadamente, que tuvieron su cita con el destino para entrar con nombre y apellido, o de incognito en la Historia.
No son menos importantes que quienes desde hace mas de siglo y medio los acompañan: un africano violinista, una joven africana trabajadora doméstica, marinos de toda nacionalidad pidiendo asilo, un joven africano, una africana entrada en años, y un matrimonio: Victoria y su esposo.
Escuchan todos juntos, mas alla de todo interés de gobiernos, del tiempo, la eterna cadencia de la canción de las olas que no los abandonarán jamás.
Ilustraciones. Cortesia homenaje fragata ARA Libertad; paisaje de Isla Soledad. Cementerio de Darwin (1982). Cementerio de Puerto Luis (1762-1833) vista satelital.
3 comentarios:
Soy un amante de los paisajes y por eso en cada uno de mis viajes disfruto de tomar fotos a los lugares. El último año pude obtener promociones en pasajes que me dio la posibilidad de ir a una ciudad de nuestro país que esta lleno de paisajes bonitos
He tenido que buscar la historia detrás de tu texto. Es una triste historia y un bello homenaje. Y no es un mal sitio para descansar, tan cerca del canto del mar.
Saludos
Siempre me juego que los post que conmemoran una guerra no son los que van a ir a parar a los mas populares del blog, Xibelius.
La historia detras, es una que por tu trabajo no llegaste a leer el año pasado que empezo un 2 de abril y termino mucho despues. En ese rectangulo de lo que fue Puerto Luis, o en las cercanias, quedo Victoria, una dama muy especial.
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