lunes, 7 de abril de 2014

Crónicas del mar III. Que Neptuno me perdone.

Las playas del sur de la Perla del Atlántico.
Ahora en medio de los días grises y lluviosos del otoño, el mar parece una cosa lejana a la mayoría de las personas, esas que se pasan el dia en la arena y apenas se mojan los pies. El estío es un recuerdo de pasado buen tiempo hasta para los que fuimos a visitarlo cuando el verano ya perdia el nombre.

Ni osada ni amante de las emociones fuertes –porque con el machismo del castellano, aventurera puede ser mal interpretado- mi ía junto a las olas fue lisa y llanamente algo mucho peor: realista.
Quizas debería empezar por pedir disculpas a todos aquellos que no se dieron cuenta hasta muy tarde y casi mueren de un soponcio de verme en lugares inesperados, lanzarme al abordaje de navíos y por muy poco –maldita lluvia- hasta disparar un arma…
Si bien reconozco mi gusto por los viajes y el turismo, que nada tienen que ver con quedarme echada en la arena como un lagarto para mojarme luego los pies para remojar callos al estilo de este país (aunque dias de playa tuve), tampoco tengo pasión por los deportes extremos y si bien lo que diga cada cual con lengua no me quita el sueño, tampoco tengo ganas de meter en once varas a los que nada tienen que ver con mi quehacer.
Una vista a través del bauprés.

Dicho en buen cristiano, nunca tuve la menor intención de despeinarme para parecerme a la Medusa mientras me mecía el viento usando una vela trinquete como hamaca paraguaya, acalambrarme los pies descalzos en medio del frio corriendo el riesgo de darme un baño nocturno en agua de mar helada, mostrar mi agilidad para pasar de un barco a otro ante la cara de asombro de los del metier, o en el peor de los casos descogotarme si me caía. Al menos ya iba con experiencia en disparar armas de avancarga de otros siglos, lo cual en su momento fue menester confesar por el olor a pólvora impregnado y no había riesgos de organizar una auténtica batalla naval.

Partida del Cisne Branco de Brasil.
Solo se necesitaba un poco de la comprensión de los hermanos países vecinos, dado que el tamaño de sus embarcaciones se aproximaba un poco más a la realidad de lo que a mí me toca corregir, y si bien del tema conozco algo y puedo imaginar algunas cosas, hay  diferencia más que notoria entre una imaginación a todo trapo como la mía y la realidad. Necesitaba sentir, recordar los alfilerazos de las ráfagas del helado viento nocturno que no solo me dejo en aparicencia hecha una bruja, sino que ante mi vista un pañuelo de seda empezó el proceso de desarmar su trama ante mis ojos con lo que no había sido una dulce caricia de Eolo. Puedo imaginar el miedo y el vértigo de quien se enfrenta por primera vez en su vida a la altura, salvo que es notoria la diferencia entre estar parada en lo lo más bajo de las alturas accesibles y mirar  hacia abajo (eso que dicen mil veces que no hay que hacer) y la verdad es que si el estómago no se retuerce de un sano temor, las neuronas gritan todas al mismo tiempo ¡PELIGRO! porque al agua se la ve realmente muy lejos.  No es lo mismo imaginar el frio de quien está parado sobre una vela que –diferencias de materiales de por medio- sentir bajo la planta de los pies desnudos los dobleces  que se amoldan al pie o le molestan, la humedad que transmite y la dificultad de moverse con rapidez sobre ellas y hasta de  hacerse comprender con otros desde allí pese a la quietud de las amarras.

Pasar de un barco a otro con un pareo de seda que arremolina el viento, algo sencillo hoy para mí al mismo nivel, pero imaginar a damas de otras épocas con sus trajes  por sencillos que fuesen que no podían ver sus pies,  cuidandolos de roturas amén de no mostrar las piernas subiendo y bajando en condiciones de precaiedad extrema era una hazaña invaluada en esa y esta época.


Barrio Los Troncos, barrio residencial para soñar.
Supongo que muchos escritores no se toman ni la mitad del trabajo, gusto o aventura y se largan a escribir ya sea sin ton ni son o lo que les pinta, es así como he encontrado errores garrafales en muchos –recomendados por las máximas autoridades- que me dan ganas de cometer un doble homicidio: autor y editor por delito de falta de conocimiento que puede encontrar en otro libro sin tener que ponerse en el límite de su capacidad de aventura. Llegado el caso puedo decir que ambos me juraron que el arma tenia balas de salva y estoy practicando para mi próximo thriller que se llamará “Matando ignorancia” y que por mis tropelías, los días de playa y paseos que Neptuno me perdone.

12 comentarios:

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Buenas tardes, esta vez un coletazo del verano que se nos va aqui por el Hemisferio Sur.
Lejano se lo siente al estio y todo lo que traia.

José Ramón dijo...

Alejandra Encantador este Post no sabía nada de este interesante blog Saludos
http://creatividadeimaginacinfotosdejosramn.blogspot.com.es/

Rafa Hernández dijo...

Me ha gustado tanto el texto como las fotos, ya que son muy bonitas. Pues ya ves, por aquí al revés, ahora dentro de cuatro días ya tenemos el verano encima.

Muchas gracias por tu visita.

Saludos desde Valencia.

Ligia dijo...

Encantada de leer tus andares por tierra y mar. Gracias por tu visita y comentario. Abrazos

Susana Peiró dijo...

Creo que le caés muy bien a Neptuno, Alyx… Y ciertamente, si para nosotras, con atuendos navy es dificultoso navegar, para las viejas damas con sus trajes complejos, debió ser más que un reto. No sin razón algunas directamente se vestían con ropa masculina, arriesgando su reputación en ese acto.
Un abrazo!

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

El tema Susana era no mostrar las piernas, tema tabu en viejos tiempos. Las chicas vestidas de hombre son mas que una leyenda una realidad documentada. Mas aun en los viejos navios de madera donde el pasar de una barcaza al buque era un acto de riesgo que muchas hicieron con sus hijos en brazos.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Ligia, como veras,siempre me doy una vuelta por blogs amigos. que disfruten el verano que viene para uds. y que nos sea leva a nos con el frio. brrr.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Rafa Henandez, la casa virtual tiene entrada libre y gratuita... uando guste bienvenido.

Gizela dijo...

¿Matando ignorancia?
¿Será tipo manual? jajaja!!
Ya veo que el frio, se está acercando a tu lado de la luna.En cambio aquí de mi lado, ya suenan los pasos de ardoroso sol de verano

Buen texto ESCRITORA!

Besotesss y feliz semana Santa

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

mAS BIEN UN CURSO SERIADO EN 20 TOMOS, GIZELLA.

LA ZARZAMORA dijo...

Sonrío...
Y con tu permiso, seguinos navegando,
Sí??
Besazo, Ale.

LA ZARZAMORA dijo...

seguiMos..
:P